Dr. Ricardo Olguín: Atrapando Imágenes
Su gusto por la fotografía es más antiguo que su profesión, es una pasión que junto a la lectura, el motociclismo y el trekking le ha permitido a través de sus fotos mostrar mucho más que lugares, mostrar experiencias, personas, culturas e incluso evocar emociones.
Por Revista Invitro
Su afición por la fotografía se inició en la adolescencia, cuando a los 15 años -gracias a un aviso económico publicado en El Mercurio- tuvo la oportunidad de permutar su órgano electrónico por una cámara fotográfica. Desde entonces, el deleite que experimenta el Dr. Ricardo Olguín, cirujano vascular de Clínica Indisa, por “atrapar” imágenes que transmitan un mensaje con sentido, capaz de despertar las emociones de quien las admira, ha ido creciendo con el paso de los años.
Gracias a esa permuta, en 1988, el Dr. Olguín se inició con una cámara Nikon EM, un modelo clásico de la marca en la época de la fotografía análoga. Comenzó asistiendo a un taller organizado en su colegio, el Instituto Alonso de Ercilla de los Hermanos Maristas, “donde recibimos una sólida formación académica, pero lamentablemente ahora es tristemente célebre”.
“Una vez a la semana, durante un año, no sólo aprendimos las bases de la fotografía, sino que también a revelar. Mi padre me compró una ampliadora, también a través de un aviso clasificado; aún la tengo y espero algún día volver a utilizarla. Recuerdo que tapaba las ventanas de mi habitación con plástico oscuro y hacía mis revelados, pasando a veces largas horas en ello. Hoy es muy fácil hacer fotografía y editarla en el computador e incluso en el teléfono celular, pero en ese tiempo hacía todo análogo y por varios años”.
Medicina, fotografía y motociclismo
Una vez titulado de Médico Cirujano en la Universidad de Chile, se fue en 1998 como médico general de zona a la localidad de Chanco, en la Séptima Región, período en el cual pudo comprar una moto y enganchar con otro pasatiempo: recorrer caminos rurales y fuera de pista en moto. De hecho, 11 años antes que el Dakar llegara a Sudamérica, ya era un fiel seguidor de ese torneo internacional “que lamentablemente perdimos, porque en Chile no hay pasión por los deportes motor”. “Chanco es un pueblo hermoso, que tiene campo y playa; sacar fotos y andar en moto se transformó en un estilo de vida. La moto la compré a los 25 años por un capricho, porque quería tenerla. Aprendí solo, nadie me enseño, me caí varias veces, pero con muy poco riesgo. Salía a pasear por caminos rurales y con poco tráfico, nunca he andado en moto en la calle, siempre en los cerros, en las dunas, en caminos de tierra secundarios”. Cuando adquirió su primera moto nunca imaginó que el enduro se convertiría en una entretención compartida con su hijo, experiencia que ha consolidado aún más la relación entre ambos. Cuando su trabajo se lo permite, salen juntos los fines de semana a disfrutar de los bellos parajes del Cajón del Maipo u otro lugar alejado, habiendo también recorrido juntos los alrededores de Chanco y Pelluhue, casi 20 años después de ejercido como médico general en esa zona – “quien lo hubiese imaginado”.
El paso a digital
De regreso a Santiago para realizar su especialización y con motivo de un congreso médico viajó a Miami, donde adquirió su primera cámara digital de bolsillo, “una cámara muy sencilla comparada con las de ahora”.
“Comencé con fotos familiares, seguí haciendo las análogas y con el paso del tiempo me fui metiendo en otras áreas de la fotografía y mejorando también mi equipamiento. En los últimos diez años, y especialmente en los últimos 5, es donde más he hecho contactos, sobre todo a través de redes sociales y en viajando y eso se ha ido extendiendo a otras cosas de la vida diaria, buscando siempre representar un mensaje en mis tomas. Uno encuentra gente que tiene la misma afición y de a poco se empieza a juntar”, comenta el especialista de Clínica Indisa, al recordar a un grupo de fotógrafos al que se unió a través de colegas del Hospital Militar (donde trabajó por 17 años).
“A muchos médicos les gusta la fotografía como pasatiempo. Nos da vuelta la idea de hacer un concurso donde participara toda la gente que trabaja en la clínica, pero hasta el momento no se ha materializado. Esta es una clínica de orientación familiar y queremos que el público vea que los médicos no sólo son unos tipos de delantal blanco, sino también hacen muchas otras cosas. Eso ha sido de uno de los roles que he tomado con mi Fanpage de Facebook y mi página web de cirugía vascular: acercar esta especialidad a la gente. Hay que humanizar la figura del doctor; está muy distorsionada la imagen del médico, sobre todo en Chile más que en otros países”.
Rol de la fotografía
Actualmente y gracias a una avanzada tecnología en cámaras digitales y dispositivos móviles cualquier persona puede sacar fotografías. Sin embargo, no siempre su autor logra -a través de un paisaje o rostro- transmitir el mensaje que desea conseguir. En definitiva, no siempre lo que atrapa el fotógrafo en su lente cumple con el rol esencial de la fotografía: narrar una historia -real o ficticia- que despierte emociones en el espectador.
“La fotografía, comenta el Dr. Olguín, tiene un rol en cuanto a contar historias y entregar un mensaje con la imagen. No se trata de tener una buena cámara y estar en un lugar bonito. En el fondo es saber qué quiero entregar con la imagen. Hace poco más de un año tuve la oportunidad de participar en un taller con el fotógrafo holandés Ton Hendriks en un taller sobre el lenguaje de la imagen, analizamos fotografías que cada uno llevó y me quedó una frase grabada”. Dijo que “para contar una historia hace falta mucho más que técnica”, algo que uno suele escuchar de los más grandes fotógrafos.
Cada vez es más reconocido el rol terapéutico que puede tener la fotografía y -por lo mismo- este especialista hace uso de ella para difundir contenidos de salud, explicar visualmente a sus pacientes problemas puntuales que los aquejan o dar consejos generales a seguir en el área de su especialidad, la cirugía vascular.
“En cierta forma hay una relación en lo que hago aunque trato de mantener la independencia entre mis aficiones, que son parte de mi vida personal y mi vida profesional. El tener este gusto y facilidad para la comunicación visual en su contexto más amplio y ahora con las redes sociales, me ha permitido usar la fotografía en la difusión de contenidos en salud. Tengo una cuenta dedicada al público general, y a través de imágenes es más fácil explicarles a los pacientes de qué se trata tal problema o entregar consejos. “
De lo cotidiano a lo abstracto
De fotografiar cosas cotidianas y las vacaciones familiares a los 15 años, el Dr. Olguín ha ido variando en sus preferencias. Gusta mucho de la fotografía abstracta, siendo en este sentido su referente preferido el fotógrafo español Chema Madoz. “Son cosas muy simples, pero trabajadas de tal manera que logra imágenes únicas con elementos cotidianos”. De igual modo, admira la fotografía de paisaje que puede ser experimentada de diversas maneras por quien las mira y el momento en que se encuentra. En este sentido, recuerda una frase del connotado fotógrafo estadounidense Ansel Adams, uno de los fotógrafos más icónicos del siglo 20: “la fotografía que tiene que ser explicada no es una buena fotografía”.
El especialista de Clínica Indisa también tiene entre sus preferencias fotográficas las tomas de calle, de rostros y últimamente el desnudo artístico, estos últimos con juego de luces y sombras que le impriman un carácter especial. “No puedo dejar de mencionar al gran fotógrafo nacional Rodrigo Núñez, conocido por su extraordinario trabajo ‘Geodesnudos’, de quien he tenido ocasión de aprender”.
Cuando estudiaba Medicina en la Universidad de Chile participó en varios concursos de fotografía y un par de veces ganó. Pero sin duda, de sus trabajos, el que más atesora es aquel que tomó en 1994 en San Pedro de Atacama, específicamente en la aldea de Tulor, uno de los sitios arqueológicos más antiguos del norte de Chile. Con esta fotografía ganó el primer lugar en un concurso organizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
“La foto se tituló “Más allá”, y la tengo enmarcada en mi living. Para mí es la foto de la vida, porque con el paso del tiempo le he encontrado otras interpretaciones y -en este momento- tiene una interpretación muy importante para mí que la vamos a dejar guardada, en suspenso”.
En Chanco, en 1999, invitado por el alcalde, tuvo también la oportunidad de hacer una exposición de sus trabajos, además de escribir comentarios fotográficos para el periódico local La Opinión de Cauquenes.
Otros pasatiempos
Aparte de sus pasatiempos favoritos es un gran lector, gusta del cine, la música –“estoy retomando el piano después de muchos años”- y del trekking, aventura del caminar que, junto a la fotografía y a su afición por los viajes, le ha brindado grandes satisfacciones. “En los últimos años he aprendido algo que a muchos les cuesta hacer: agarrar mochila, cámara y pegarme un viaje solo a un lugar lejano, estar una semana lejos del mundo. Viajar solo es muy bueno. Enseña mucho y a través de las fotos puedo mostrar mucho más que lugares, puedo mostrar experiencias, personas, culturas, incluso puedo evocar lo que siento en el momento de capturar una imagen. Es algo muy gratificante”.