Innovación y técnicas invisibles para diseñar la sonrisa: La nueva tendencia en salud dental

Innovación y técnicas invisibles para diseñar la sonrisa: La nueva tendencia en salud dental
  • Usando tecnología y técnicas de vanguardia es posible mejorar la apariencia de los dientes con tratamientos que pasan desapercibidos.

Por Andrea Riquelme, periodista Revista In Vitro

Difícilmente alguien podría poner en duda el valor de tener una linda sonrisa, estilizada y saludable. En ese contexto, hoy son cada vez más los que inician tratamientos de ortodoncia, sin importar la edad, surgiendo distintas opciones, cada una con sus ventajas y particularidades. Una de las que está marcando tendencia es la ortodoncia lingual, conocida como la verdadera ortodoncia invisible pues los brackets se fijan en la parte posterior (o lingual) de los dientes, por lo que pasan totalmente desapercibidos mientras actúan con planes diseñados específicamente para las necesidades de cada paciente. Pero ¿cuáles son las ventajas y aspectos que debemos tener en cuenta antes de iniciar un tratamiento de este tipo? Especialistas de Clínica Ola, nos cuentan todos los mitos y verdades de esta alternativa.

Una técnica totalmente invisible. La primera gran ventaja de la ortodoncia lingual es que la superficie exterior de los dientes queda completamente libre. Esto no sólo es relevante desde el punto de vista estético, sino que además facilita la higiene dental durante el proceso, evita las manchas, el daño del esmalte y la descalcificación de los dientes.

Es apta para toda edad y tipo de problema. Con las opciones invisibles, la ortodoncia dejó de ser exclusiva para niños y adolescentes. No obstante, el manejo en adultos puede ser más complejo, debido a que los huesos maxilares están completamente desarrollados. Por ello es clave confeccionar brackets a medida, para asegurar que sean más finos y cómodos para el paciente, además de garantizar una planificación mucho más precisa. Esto se consigue con la tecnología de personalización de brackets y 3D, donde cada uno es elaborado diente por diente a nivel de laboratorio, dando como resultado una individualización absoluta de los aparatos.

Como cualquier tratamiento, requiere de un período de adaptación. Los brackets linguales ocupan un espacio mínimo, pero suficiente como para interferir levemente en el habla, especialmente los que se ubican en las zonas superiores. Sin embargo, tras un período de adaptación que suele durar entre 3 y 10 días, se puede recuperar la dicción perfecta. Lo mismo ocurre con posibles heridas en la lengua que, con otras alternativas, se dan de igual forma en otras zonas de la boca.

Las correcciones profundas requieren tiempo para lograr cambios definitivos. Una de las cosas más complejas de manejar es la ansiedad por ver mejoras instantáneas. Lo cierto es que en casos más sencillos estas pueden darse en un par de meses, mientras que los más complicados podrían comenzar desde los 18 meses. Sin embargo, es crucial tener claro que cada caso deberá ser analizado por el ortodoncista de acuerdo con los detalles y desafíos particulares, puesto que la intención del tratamiento es corregir de manera definitiva cualquier problema en la mordida de los pacientes y lograr la mejor sonrisa.

Fijar objetivos personalizados y manejar expectativas. Es fundamental considerar que todo tratamiento debe obedecer a objetivos realistas, pues existen cambios posibles y otros que no lo son según la estructura natural de la persona. Por eso, antes de comenzar el ortodoncista debe hacer una evaluación específica para el paciente y consensuar el camino a seguir, informando el proceso y los avances en cada sesión, para que la persona pueda entender realmente la evolución.

Un aspecto central es el compromiso del paciente. Mantener la higiene adecuada, asistir a los controles dentro de los plazos estimados y utilizar los complementos indicados por el especialista son medidas fundamentales para lograr los resultados esperados y que influyen directamente en la duración de la ortodoncia lingual, que suele ir desde los 18 meses a los dos años y medio.

De la redacción del equipo editorial de revistainvitro.cl

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