La importancia de la rehabilitación auditiva en personas con Hipoacusia.

La importancia de la rehabilitación auditiva en personas con Hipoacusia.

Así como algunos adultos mayores usan audífono y otras personas con pérdidas auditivas recurren a implantes cocleares, existe una marcada tendencia al abandono del dispositivo, especialmente de los audífonos. La terapia auditiva educa una nueva forma de escuchar para mejorar la adherencia a estos tratamientos y dispositivos.

Por Revista In Vitro

Experimentar algún grado de sordera es una discapacidad que influye directamente en la capacidad de socialización, productividad laboral y acceso a la educación. Experto en audiología de la Pontificia Universidad Católica releva la importancia de una adecuada rehabilitación auditiva en personas con algún grado de hipoacusia o pérdida de la audición, o personas con implante coclear. El abandono del audífono y el rechazo al implante colaboran en el aislamiento social e incluso facilita el desarrollo de depresión.

Rodrigo Troncoso, docente del Diplomado de Audiología y Jefe del Programa de Rehabilitación Auditiva de la Pontificia Universidad Católica, explica la importancia de una intervención fonoaudiológica oportuna y el acompañamiento mediante programas de rehabilitación en pacientes que incorporan el uso de audífonos o implantes cocleares, tales como son los adultos mayores u otras personas que nacieron o adquirieron una pérdida auditiva en su vida.

Solo para dimensionar el escenario, de acuerdo con un estudio liderado por Eduardo Fuentes, docente de la carrera de Fonoaudiología de la Pontificia Universidad Católica, próximo a publicarse en Disability & Health Journal (indexada ISI), solo el 39% de las personas sordas prelingüales, que nacieron sordas o perdieron la audición antes de adquirir el lenguaje, ha trabajado alguna vez en su vida. Es más, un 95% de este segmento, no está buscando trabajo o tienen la intensión de buscar un empleo, y cuando se les pregunta la razón, el 56% indica que es debido a que presentan una discapacidad. Asimismo, en el ámbito educacional, el 21% de las personas sordas prelingüales nunca han asistido a alguna escuela, el 24% menciona que ha recibido educación especial, 20,6% indica que ha recibido educación primaria, 11,2% ha recibido educación secundaria, 2,8% ha asistido a escuelas técnico-profesionales y solo el 2% ha asistido a la universidad.

Para el especialista, la audición es una de las capacidades que más limita el desarrollo social, intelectual y laboral de los pacientes. En el caso de personas que desarrollan pérdida de la audición durante su vida, de no intermediar una adecuada terapia, se observa un deterioro en sus roles familiares y sociales, desarrollando aislamiento e incluso en casos más grave desarrollar depresión.

Pese a que la tecnología y las ciencias ofrecen soluciones paleativas mediante audífonos e implantes cocleares que incluyen sensores instalados quirúrgicamente dentro del oído, ambas intervenciones requieren rehabilitación auditiva. “Las tecnologías pueden distorsionar la experiencia de audición y muchas veces la persona que escuchó antes en su vida, se frustra al  ver que el audífono o el implante, no devuelve la audición perfecta que otrora experimentaron, y en este aspecto el fonoaudiólogo guía la evolución del proceso, el trabajo mediante terapias individuales y grupales, y un correcto entrenamiento en la manipulación del audífono, colaborando en una eficiente adherencia al tratamiento y el uso efectivo del dispositivo”, aclara Rodrigo Troncoso.

La rehabilitación auditiva se realiza a personas que tienen un problema o pérdida auditiva, conocido como hipoacusia, ya sea desde el nacimiento o adquirida a través de los años. O también alguna enfermedad que afectó al oído y provocó una pérdida de audición importante, o en las personas que pierden la audición naturalmente por la edad. Ellos caben dentro de las personas que reciben intervención auditiva, uso de audífonos u otras ayudas tecnológicas para compensar la pérdida de audición, como puede ser implantes cocleares, implantes de oído medio y audífonos.

En el caso de los implantes cocleares, éstos necesitan cirugía. En el caso de niños nacidos con sordera, la recomendación es instalar el implante entre el año y  los 2 años de vida, para mejorar su efectividad. Se colocan electródos dentro del oído interno para estimular eléctricamente el nervio auditivo. “Con la terapia auditiva, a la persona se le enseña a escuchar nuevamente con esta nueva forma de estimulación. Dentro de todo este proceso, hay periodos de revisión técnica para verificar su funcionamiento y correcta calibración con apoyo de un software computacional”, indicó Troncoso.

En cuanto a los niños con sordera que reciben implante, el fonoaudiólogo destaca la importancia del manejo de las expectativas de los padres, ya que el implante no significa acceder a una audición normal, por tanto se requerirá de un largo entrenamiento para desarrollar el lenguaje y el habla del niño durante su crecimiento. En todos los casos de hipoacusia, “el cerebro se debe adaptar a una nueva forma de escuchar, y muchas veces en ese proceso, se pierde adherencia, especialmente en los adultos mayores, quienes dejar de utilizar el audífono y quedan con su pérdida auditiva original o los pacientes dejan de utilizar el audífono y quedan con su pérdida auditiva original”, precisa el especialista.

La fonoaudiología requiere de una continua actualización en técnicas de evaluación auditiva, rehabilitación e intervención auditiva; y del desarrollo de equipos transdisciplinarios que incluyen a terapeutas ocupacionales, musicoterapeutas, psicólogos, educadores diferenciales y otorrinolaringólogos; más aún hoy con leyes de educación y trabajo inclusivo. A este contexto se suma la aprobación en la ley Ricarte Soto, que permite la implementación con implante coclear a personas mayores de 4 años postlocutivos (que ya adquierieron lenguaje), en este grupo se incluye a los adultos mayores, dado que antes solo se restringía a recién nacidos con ciertas características de pérdida auditiva. “El país esta experiementando cambios muy positivos que requieren tener más especialistas en esta área, lo que contribuirá de seguro en pacientes más responsivos a los tratamientos, abriendo nuevos desafíos colectivos como sociedad”, finalizó Troncoso.

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