Cáncer gástrico: Un modelo muy eficaz y diligente
Un grupo de médicos chilenos implementó modelo japonés de tratamiento de cáncer gástrico logrando aumentar la detección precoz de esta enfermedad.
Por Revista Invitro
El cáncer, y especialmente algunas formas de cáncer, están estrechamente ligados a la pobreza, uno de ellos es el cáncer gástrico o cáncer de estómago. En Chile, la tasa de CG en hombres va entre el 23% y el 26% por cada 100 mil y en mujeres entre el 9% y 12%. Es la tercera causa de muerte en el mundo, “lo malo es que se detecta en etapas avanzadas y mientras más avanzado, menos probable es desarrollar alguna estrategia eficiente para reducir la mortalidad”, señala el Dr. Robinson González, gastroenterólogo de la Universidad Católica y presidente de la Asociación Chilena de Endoscopía.
Para entender el CG es útil conocer la estructura normal y la función del estómago, que está entre el esófago y el duodeno. La pared del estómago tiene cinco capas, “es como un sándwich, si lo miras desde adentro se ve la lesión, que puede infiltrar las paredes desde adentro hacia afuera. Si la lesión está en la primera capa, en la mucosa, tiene mejor reacción al tratamiento. Si se detecta en las capas más profundas tiene muy mal pronóstico”, explica el endoscopista.
Hay regiones de Chile donde el CG tiene una mayor frecuencia. Santiago es como la representación de un Chile chico, “hay comunas donde la tasa de CG es muy alta y otras en que es muy baja. Y a través del país esto se repite, zonas como Molina tienen una tasa muy alta de CG, lo mismo pasa en la Octava y Novena Región”, destaca el especialista.
Causas
El principal factor del CG es el Helicobacter pylori (HP), una bacteria que causa infecciones en el estómago y que en Chile tiene una tasa del 65%, variable dependiendo de la zona. Es posible que se transmita por agua y alimentos contaminados, pero los investigadores no están seguros de esto.
El HP provoca una infección en la mucosa, que puede ser asintomática. “Para que exista una proyección puede haber otros factores que se han asociado a la cantidad de vitamina C, carne digerida, a la genética, a otras bacterias. Pero el factor esencial es el HP”, dice el gastroenterólogo.
Hay grupos que piensan que en poblaciones de alto riesgo de CG al erradicar el HP se reduciría del 50% al 70% los cánceres. “El mejor trabajo se hizo en Taiwán, donde aplicaron un programa universal y erradicaron el HP, con el cual lograron reducir el CG”, precisa.
Al paciente que tiene HP y se le toma una biopsia tiene distintos grados de inflamación, que van desde una gastritis local hasta una gastritis crónica atrófica. “Se comprobó que el HP es el responsable de esta primera fase, porque desde la metaplasia intestinal hacia adelante el efecto de la bacteria es muy marginal”, destaca.
La gastritis crónica atrófica y la metaplasia intestinal son lesiones pre malignas. “Si se erradica la HP antes que aparezca la gastritis crónica atrófica y la metaplasia intestinal la disminución de CG es radical. Si ya tiene la metaplasia la reducción es menor. Estas condiciones premalignas son las que se deben evitar”, advierte el especialista.
Diagnóstico
Los síntomas de CG son muy poco específicos, no hacen pensar en algo peligroso. “Existen síntomas a considerar como el dolor en la boca del estómago, que se llama epigastrio, un ardor que se mantiene en el tiempo, es el síntoma más significativo. Este ardor es distinto en una persona de 20 años que en una de más de 40 años”, explica.
“Estas molestias digestivas, como ardor, náuseas, incluso pirosis, acidez, son señales de alarma. Un paciente mayor de 40 años, que ha bajado de peso, tiene más probabilidad de tener una lesión maligna que el chiquillo que después de un carrete le duele la guatita, y más si ese adulto tiene antecedentes de CG en la familia y un dolor persistente en el tiempo”, agrega.
El diagnóstico normalmente ocurre por dos vías. Una a través de un paciente sintomático, que acude a hacerse una endoscopía, o un paciente que está adscrito a un programa de seguimiento por factores de riesgo de CG y en ese programa le encuentran la lesión. “Son dos grupos distintos, uno es sintomático y el otro asintomático, pero con factores de riesgo. En ambos grupos la herramienta más utilizada todavía es la endoscopía, que tiene ciertas características para aumentar la probabilidad de detectar el CG”, subraya el endoscopista.
Modalidades
Están en desarrollo una serie de modalidades, que pueden realizarse en la sangre para identificar factores de riesgo que permitan predecir pacientes con lesiones preneoplásicas y concentrar en ellos los esfuerzos del seguimiento a través de la sangre y no hacerles a todos endoscopía, que es un recurso más escaso, caro y no disponible en todos los lugares. “Todavía no tenemos elementos, se han estudiado pepsinógenos, grelina, gastrina, reprimo, se trata de agentes que podrían ser marcadores, pero no han aceptado a ninguno como el marcador para identificar las poblaciones de alto riesgo. Probablemente en el futuro lo tengamos”, cuenta el Dr. González.
Destaca que “el trabajo que hacemos en Nueva Imperial y otras zonas del país es con la intención de no solo ayudar a las personas y resolver sus dudas, sino además tratar de encontrar el CG en la endoscopía y buscar biomarcadores que puedan identificar estas lesiones preneoplásicas”.
Japón y Corea tienen el doble de incidencia en CG que Chile y la mitad de la mortalidad nuestra. Más del 70% de los CG son detectados en forma incipiente, en cambio nosotros menos del 15%. “Eso hace que el pronóstico sea distinto. Allá se mueren muchos menos en proporción a los que se mueren acá. Estamos tratando de introducir estos procedimientos de detección de CG en forma incipiente”, asegura el Dr. González.
Bien social
Con el propósito de hacer un bien social al ayudar a resolver las listas de espera en una región con altas tasas de CG y una gran demanda por endoscopías, “aprovechamos de desarrollar los máximos estándares de la endoscopía y colocar el modelo japonés, para evaluar si éramos capaces de reproducir las tasas de detección de CG incipientes de Japón”, precisa.
“Hemos trabajado dos años en Nueva Imperial, 2016 y 2017, desde el punto de vista asistencial en endoscopía logramos bajar la lista de espera hasta cero. El hospital en concordancia con este modelo incorporó a un nuevo endoscopista, el Dr. Omar Villamil, de manera que cuando nos retiramos del operativo la lista de espera continuó en cero. Es un modelo muy eficaz y diligente. Además, logramos que la detección del CG pasara de ser 90% en etapa avanzada a ser 60% en etapa precoz”, cuenta el gastroenterólogo.
En este operativo participan en forma voluntaria muchas personas, entre endoscopistas, anatopatólogos, enfermeras, administrativos. En el primer operativo participaron 42 endoscopistas y el año pasado 72, con la idea de multiplicar el modelo para que cuando ellos vuelvan a sus hospitales puedan replicar en ellos el mismo modelo.
“Nuestro sueño es poder mantener este proyecto, que responde a una necesidad social de la población y a la vez da una respuesta clínica a pacientes y médicos”, afirma el Dr. González. Ello “nos permite mejorar las tasas de detección de CG al incorporar el programa japonés y coreano, que admite un mayor desarrollo”, explica.
El año pasado, la Asociación Chilena de Endoscopía trajo endoscopistas japoneses para participar en el proyecto como consejeros endoscópicos. Es un proyecto metainstitucional en el que participan múltiples instituciones, públicas y privadas, las que en su conjunto han permitido desarrollar este proyecto.
Tratamientos
El tratamiento del CG depende del estadio en que se encuentre. Sin embargo, cuando “se detecta en etapa avanzada, el 90% se muere antes de los cinco años”. Si bien hay tratamientos para esta etapa, pero no con los resultados esperados. “Se usa quimioterapia, radioterapia, pero son de muy mal pronóstico desde la partida. Por eso, es tan importante la detección incipiente cuando el costo del tratamiento es infinitamente menor que en la etapa avanzada y mucho mejor el resultado”.
Cuando el cáncer es incipiente y compromete la capa superficial es susceptible incluso de ser resecado por vía endoscópica y en forma ambulatoria. Entonces, el estómago queda indemne, es como sacar un lunar. Ese paciente queda con un factor de riesgo en el resto del estómago, por lo que debe permanecer en seguimiento.
Si el cáncer es detectado en etapa incipiente, el 90% estará vivo a cinco años y si es detectado en etapa avanzada, el 90% estará muerto en cinco años. “Es tan brutal la diferencia, que debemos como sociedad sumar voluntades para ir en ayuda de resolver el problema. En la erradicación del CG debemos movernos del diagnóstico de cáncer avanzado al CG incipiente. Y la segunda que requiere un poco más de reflexión es la erradicación del Helicobacter pylori, que puede ser detectado en la saliva, en la sangre, en las deposiciones, en el aire, en la endoscopía y en la histología. Si uno pertenece a un país con altas tasas de CG, las evidencias actuales avalan la erradicación universal del HP y ahí se puede discutir el mejor método y esquemas. No es esoterismo ni magia, se puede hacer”, concluye.