Dra. Izkia Siches, presidenta Colegio Médico: “Soy la cara visible de un proyecto más grande que yo”

Dra. Izkia Siches, presidenta Colegio Médico: “Soy la cara visible de un proyecto  más grande que yo”

A mediados de 2017 Izkia Siches asumió uno de los gremios que por más de 71 años había sido encabezado por varones, convirtiéndose no sólo en la primera mujer en presidir el Colegio Médico sino en la profesional más joven en ocupar este cargo. También fue la primera mujer presidenta del Regional Santiago. La profesional ariqueña, de 31 años, estudió Medicina en la Universidad de Chile, hizo su especialidad en Medicina Interna en el Hospital San Juan de Dios y actualmente cursa un Magíster en Salud Pública en la Casa de Bello. Confiesa que indirectamente su madre, de profesión tecnóloga medica, le inculcó el amor por la Medicina, área que también sedujo a su hermana mayor. Aunque su profesión y labor gremial no le dejan muchas horas libres -trabaja en el Cesfam Dr. Carlos Avendaño, de Lo Prado, y en marzo comienza a laborar en el equipo de Infectología del San Juan de Dios- igual se hace el tiempo para ir a bailar salsa, nadar y practicar yoga Kundalini.

Por Vicky Abarca

Fotos Roberto de la Fuente

 

Usted es la primera mujer en asumir como presidenta del gremio. En ese sentido, ¿cuál es el sello que le imprimirá a esta nueva etapa del Colegio Médico?

Muchas de las cosas las dijimos en nuestra campaña. Me toca ser la cara visible de un proyecto que es más grande que yo, donde participa un equipo muy diverso y tiene que ver con el poder hacernos cargo de una agenda gremial muy potente, pero también recuperar el rol de la medicina en torno al fortalecimiento del sector salud en el país y entrar en el debate público con algunas particularidades, para lograr transversalizar y diversificar este Colegio, que con los años se ha ido  homogeneizando en un estereotipo de profesional que era el más representativo. Queremos llevarlo a los jóvenes, a las mujeres, poder cambiar un poco el ámbito de acción y, entre eso, incorporar el tema de género en cada uno de nuestros análisis.

¿En qué se diferencia su gestión de la del Dr. Paris?

En gran parte en lo que digo. Poder entrar como un actor político dentro de las definiciones del país donde antes existía una mirada un poco más gremialista. Obviamente también en refrescar lo que ha sido la figura de un Colegio que estaba representado por un estereotipo muy homogéneo, que eran médicos especialistas, de staff, de hospitales, más o menos tradicionales, a lograr romper todas esas barreras con gente más joven, que se dedica a la atención primaria, que es médico de familia, que trabaja en regiones, todo eso donde antes no lográbamos llegar.

Recambio

¿Por qué era importante un recambio generacional en la cúpula?

Está ocurriendo a todo nivel en el país. Lo vimos en la primera vuelta en las elecciones presidenciales y es parte de los espacios. Muchas veces se cuestionaba a las nuevas generaciones de que no nos interesaba nada,  por el contrario, nos interesan muchas cosas y para demostrarlo hay que ir modificando las formas de funcionar. Considero que a nuestro equipo le toca ser una avanzada dentro del Colegio, para ir cambiando quizás algunas formas de funcionamiento, en que los médicos se sientan más integrados y estas generaciones nuevas no se sigan alejando del Colegio, sino que empiecen a involucrarse más.

¿Ha sido difícil lidiar con colegas que no están acostumbrados a tener una mujer como líder del gremio?

Yo fui presidenta del Colegio Regional Santiago, los últimos tres años, el más grande del país, con 50 a 60 por ciento de los médicos, y ya me tocaba lidiar en la mesa directiva nacional y representar al Colegio en muchas instancias. Era segunda vicepresidenta nacional, y posteriormente tuve que tomar la primera vicepresidencia, y pude trabajar también con la administración anterior. No es sencillo, pero es algo que ya nos tocó enfrentar hace tres años y hoy día es sólo la continuidad de ese trabajo.

¿Cuáles han sido sus prioridades desde que asumió en junio de 2017?

A grandes rasgos, aterrizar en Esmeralda, ordenar el funcionamiento, tener ya algún planteamiento comunicacional de temáticas que importan. También hemos intentado terminar algunos acuerdos pendientes con el Ministerio de Salud e involucrarnos en algunos temas. En ese sentido, hemos enfrentado algunas contingencias para aclararle a la población no sólo en ámbitos gremiales, sino también participar en algunos debates. Invitamos a los candidatos presidenciales, a quienes les entregamos un documento con una serie de propuestas, que elaboramos con nuestro Departamento de Políticas Públicas en torno a la problemática de las listas de espera, además de tener una conversación en torno a sus programas. Entre la primera y segunda vuelta hicimos un foro de financiamiento, porque consideramos que es una de las reformas estructurales importantes. Invitamos a ex ministros de países latinoamericanos, que vivieron reformas, como Costa Rica, que tiene un modelo de financiamiento distinto al de Chile, y de Uruguay, junto con expertos nacionales, que nos permite entrar al debate con elementos técnicos. Además de intentar ampliar nuestro espacio de redes sociales y participar en algunos puntos más medulares. Nos metimos a los temas del aborto y Sename, porque comprendíamos que eran materias que le preocupaban al país.

¿Era partidaria de aprobar la ley de despenalización del aborto en tres causales?

Como persona natural, como mujer y chilena, sí. Tengo una postura a favor de la despenalización en las tres causales.  Pero como presidenta del Colegio me toca representar a todos los médicos, los que están a favor y en contra. Y desde que es ley hemos trabajado con el Departamento de Ética que tiene todas las miradas en torno a la materia aborto para que la ley se cumpla, protegiendo a los médicos que son objetores de conciencia, pero asimismo protegiendo el acceso a las mujeres, para que ningún colega se equivoque en su interpretación de esta objeción de conciencia al limitar el acceso o boicotear el ejercicio de la ley, porque eso no está alineado con la ética profesional. Esto también hemos intentado trasmitirlo a los medios de comunicación, que es un rol muy proteccionista, que aquí no vamos a permitir a nadie que se le desvincule por ser objetor. En Chile existe una autoridad moral que, al revés, sanciona a quienes sí están disponibles para materializar los abortos y entre los pares pasa lo mismo. Esto es un trabajo que hay que hacer, porque eso no puede ocurrir. Hay centros donde ya han hostigado a algunos colegas que se mostraron partidarios de  implementar algunas técnicas y eso es extemporáneo para los momentos que vive el país con una ley que pasó todas las instancias y que desde diciembre estará en plena ejecución.

Una de sus apuestas es mejorar las condiciones laborales de quienes trabajan en el sistema público y recuperar la calidad funcionaria. ¿De qué manera piensa lograrlo?

Para atender a la población chilena -más del 80% es Fonasa- hay que tener un buen colchón del sector público que funcione bien y eso requiere, entre muchas modificaciones, del recurso humano. Creemos que hay generaciones de colegas que están disponibles, así como han existido en el pasado, para trabajar en el sector público y una forma de reclutar nuevos colegas es que ellos, desde el momento de egreso, sean considerados funcionarios. Estamos trabajando con el Ministerio de Salud una propuesta de cambio de reglamento para considerar funcionarios a los médicos becarios en toda acción, salvo para un tema remuneracional por ajuste presupuestario que no alcanzamos a sacar. Además, esperamos avanzar en una Ley Médica Única, que nos permita tener una forma de contratación más uniforme entre quienes son de Fuerzas Armadas, Carabineros, Gendarmería, Servicio Médico Legal, los que trabajan en las instituciones administrativas como los servicios de salud, el ministerio y universidades públicas, para que podamos tener un estatus más o menos similar, sin primera y segunda categorías. Igualmente, en la atención primaria para que exista fortalecimiento y muchos colegas empiecen a ver ese espacio no como de segunda categoría, sino como un pilar fundamental al acceso del sector público.

¿Le convence la modalidad de hospitales concesionados?

Tengo mis suspicacias. En general, parte de los negocios que se han montado en torno a las concesiones en el pasado en Chile, como tenemos una contraparte estatal tan débil, que debe lidiar con este privado, las multas o cobros por explotación del hospital terminan desangrando al Estado financieramente. Creo que los médicos del país tienen posturas muy transversales en torno a esto, no son una panacea las concesiones, requieren un sector público más diligente y fortalecido y siempre los hospitales los van a construir los privados; es la misma contraparte la Cámara Chilena de la Construcción y es un espacio de negocio más. Lo requiere el sector salud, quizás no. Lo requiere la economía, eso supera mi expertise en esos ámbitos, pero no es un debate absolutamente cerrado. Me gustaría poner los datos sobre la mesa y poder hacer un análisis frío sin perspectivas ideológicas. Ver si realmente es algo que nos conviene como país y cuánto más caro cuesta, para saber previamente y tomar la definición, pero si nadie sabe, lo más probable es que paguemos dos o tres veces el mismo hospital y no sé si eso es hábil para la cantidad de recursos y necesidades que tenemos. Si eso no es así, no hay mayores problemas, lo conversamos en algún momento con la Cámara Chilena de la Construcción. Si ellos dijeran cuál es su margen de utilidades y si hay un límite y no se lleva todo el Estado para la casa, no habría problemas. Hay que conversarlo y entre los médicos queremos hacerlo. A mí me toca representarlos y mis posiciones personales son relevantes, pero no son la definición final, sino que va a responder a una discusión que sea lo más amplia posible,  conocer los pros y los contras de las distintas modalidades de construcción, para hacerle una sugerencia al país de qué es lo que conviene.

Usted aboga por una salud oportuna, digna y de calidad. ¿Qué falta para que ello se materialice?

Lo primero es la urgencia, que el tema Salud logre estar en el centro de la agenda pública. Siento que han existido otros movimientos sociales que nos llevan la delantera: educación en su momento por los estudiantes y hoy día el tema previsional. Comprendo que la idea no es competir, sino incorporarnos a esa agenda de prioridades, y me parece que una de las cosas es la velocidad con la que se espera avanzar. Creo que vamos muy lento. Atiendo en el sector público, nuestros pacientes necesitan más premura de todos quienes se dedican a materializar estas políticas públicas, tanto del Ejecutivo como de los parlamentarios, y también de quienes son los gestores de los distintos espacios de la red: profesionales, gremios, asociaciones de trabajadores, que a veces no están alineados en el desafío que se necesita. En esto hay dos cosas grandes: una es crecer y otra es mejorar en gestión y tecnología, para buscar iniciativas más comprometidas, y empatizar con nuestros pacientes, porque hay muchos chilenos que se mueren, por ser pobres. Hace poco tuvimos el caso de Daniela Vargas, que a todo el mundo le llamó la atención siendo que es una realidad que vivimos en Chile todos los días. No sé de qué se sorprenden. Da cuenta de que no conocen el Chile donde vivimos.

Dado que si bien ha habido una leve mejoría en su aprobación por parte de los médicos extranjeros, el Eunacom sigue siendo un dolor de cabeza para estos profesionales. A su juicio, ¿este examen es el mejor método para medirlos en sus conocimientos?

Las pruebas siempre son perfectibles, pero no me gustan las que son estandarizadas, porque uno necesita medir más, sin embargo es muy difícil crear un mecanismo de rotación que dure mucho tiempo y que sea objetivo. Estas pruebas estandarizadas resuelven el que haya algunos conocimientos mínimos y el fondo sí es necesario para tener alguna garantía de calidad. La formación es muy diversa en Chile y en el extranjero y por lo menos nos permite saber que el médico sabe algunos conceptos que son conocimientos duros, que se pueden repasar. Además, existen otras modalidades, porque ahora en Chile se puede dar una prueba de la especialidad -vía Conacem- y trabajar como especialista en el sector público. Si quiere habilitarse para toda acción, tiene que dar el Eunacom. Exponer a un paciente, sobre todo a los más pobres, a alguien que no tiene los conocimientos, es también exponerlos a malos resultados de salud, lo que no es justo. El Estado tiene que tener la precaución de ofrecer, por lo menos, un estándar mínimo transversalmente en el país.

Propuestas

¿Qué rescata de las propuestas de Salud de Guillier y Piñera?

En las propuestas de Piñera hacerse cargo de los temas de los fármacos y los conflictos de interés. De hecho, el avance hacia la industria farmacéutica tuvo mucha luz bajo la administración de Mañalich, línea de la que no se habían hecho cargo las administraciones anteriores. Creo que hay algunos cambios estructurales necesarios en el país, que ninguno de los dos candidatos los ha propuesto y que tiene que ver con avanzar hacia una forma de financiamiento diferente a lo que tenemos hoy. Fonasa es para los que son pobres, enfermos y viejos y un sistema Isapre, que privilegia a quienes tienen más recursos, a quienes están sanos, a los hombres y a los jóvenes. Esto es un sistema que no responde a ninguna racionalidad en el mundo y que sólo existe en la lógica nacional. En las propuestas de Sebastián Piñera se plantea más que nada un seguro catastrófico que es necesario, que mucha gente lo suscribe, pero es en patologías más específicas y todo el resto, que no es catastrófico, como pasa con las leyes de urgencia, es financiado directamente del bolsillo. Y eso es transversal para la gente que tiene Fonasa e Isapre. Tengo algunos reparos en el programa de Piñera en torno a tener una agenda de fortalecimiento del sector público que debe ir en paralelo, porque me crea algunas suspicacias en torno al voucher portable o terminar de desangrarnos en la compra privada. Hoy día tenemos que responderles a nuestros pacientes. No tengo conflicto en que haya una compra en la actualidad para cosas puntuales, pero con una agenda muy clara de cómo vamos a terminar de comprarles. Allí hay que aclarar. Hay médicos de izquierda y derecha que sí comprenden lo fundamental que es tener un sector público fortalecido y eso quizás desde la perspectiva económica es muy distante, pero para quienes aplicamos salud es vital poder contar con eso.

Otra cosa de Piñera, que es muy bueno, es poder incorporar las tecnologías de una vez por todas en la implementación de una ficha electrónica única, que también lo hicimos en nuestras propuestas. Incluir la salud oral que está en los dos programas, pero siempre son programas acotados y esto es un problema en la salud pública y privada.

Se han desafiado disminuir las preexistencias bajo modalidad isapres, pero hay que ir un poco más allá y espero que sea diferente a este gobierno, que se comprometió a hacer una reforma a las isapres y que nunca implementó.

Respecto de Guillier, en el caso de los medicamentos se transfiere, pero se hacen cargo también por vía de farmacias populares o comunitarias, que siguen siendo gasto de bolsillo y no creo que esto sea una solución real. También hacen reformas a las isapres, pero no se hacen cargo de qué modelos y plantean hacer un 3% de fondo único que permita tener una atención primaria transversal. Creo que es una propuesta intermedia, que quizás hay que delinearla más, porque en su programa no está tan detallado. En listas de espera plantean algunas cosas como parches, pero no una expansión como la que se necesita en el sector público. Si bien incorporan legislaciones para salud mental y dental, son también paquetizados en programas específicos.

En general, son mejoras dentro de la estructura de funcionamiento actual y no reformas profundas. Igual vamos a estar vigilantes que esas propuestas se cumplan, pero también estar desafiando a la administración que venga, porque lo más probable es que las aspiraciones de los ciudadanos y la del equipo médico son mayores de lo que ellos han planteado en sus programas.

¿Qué balance hace del 2017 y cuál es su plan de acción para el 2018?

Como Colegio ha sido un año de cambios, sorprendió nuestra elección tanto dentro del gremio como frente a la opinión pública. Creo que fue un adelanto de lo que vimos en primera vuelta de algo que no se esperaba, pero plantea un escenario súper interesante de nuevos desafíos para el país. Como Colegio Médico logramos en estos meses poder decantar en nuestra administración, creo que ya estamos bien en funcionamiento en las distintas unidades haciendo análisis interno, pero también mostrando afuera una nueva administración. Y el 2018, año de nuestra articulación y de poder levantar muy claramente nuestras propuestas  donde las tres fundamentales -desde lo gremial- es levantar la Ley Médica Única, recuperar nuestra tuición ética y podernos meter de fondo a que Salud se esté discutiendo y sea un tema relevante para las administraciones, donde los médicos no nos dediquemos solo a la clínica sino a entender que si nosotros no nos hacemos cargo de esta agenda  es muy probable que siga avanzando a la misma velocidad actual.

Categorías: Entrevistas